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LA CONDUCCIÓN PREVENTIVA Y EN CONDICIONES ADVERSAS


La conducción preventiva, también llamada conducción defensiva, consta de un grupo de técnicas que ayudan al conductor a actuar con mayor seguridad y a depender de su propio comportamiento para evitar las diferentes situaciones de riesgo que se puedan presentar durante la conducción.

  Cualquier tipo de maniobra, desde la más sencilla hasta la de mayor riesgo, debe seguir unas reglas mínimas que nos garanticen una circulación más segura. Cuando conducimos un vehículo hemos de tener presente que cabe la posibilidad de resultar heridos o, en el peor de los casos, muertos en un siniestro de circulación.

  La conducción preventiva parte de la idea de que es el comportamiento del propio conductor, el que sea precavido, lo que le va a ayudar a evitar los accidentes, sin esperar a que los demás conductores se comporten de forma adecuada, o sin pensar en que el estado de la vía o del vehículo sea el más adecuado.

  Las técnicas de conducción preventiva son tres: VISIÓN, ANTICIPACIÓN y ESPACIO.

  Las TÉCNICAS DE VISIÓN nos sirven para recoger aquella información relevante para Ia conducción.
  • El conductor debe contar con su capacidad de anticipación por lo que mirará hasta una distancia en la que el vehículo se encontrará en 20 segundos.
  • Debe estar constantemente vigilando la vía y su entorno. 
  • Mirará de forma continua por los retrovisores, no solamente cuando tenga que realizar algún tipo de maniobra.
  • Y girará la cabeza siempre que sea necesario controlar el ángulo muerto de los espejos retrovisores.
  • Las TÉCNICAS DE ANTICIPACIÓN nos ayudan a saber analizar la información a tiempo, pretenden que nos adelantemos ante posibles situaciones de peligro ganando tiempo y espacio de reacción.
  • EI conductor debe pensar de forma desconfiada en determinadas situaciones (por ejemplo, al acercarse a un stop).
  • Se adaptará la velocidad al espacio del que dispongamos para poder detener el vehículo a tiempo ante cualquier situación imprevisible.
  • Debemos estar preparados para reaccionar en menos tiempo, a la vez que procuramos hacernos ver y entender para no provocar reacciones bruscas e imprevisibles en los demás.
  • Es muy importante advertir la maniobra que vayamos a realizar indicando con tiempo suficiente cuál será el movimiento del vehículo y cuando llevemos a cabo la maniobra, esta debe ser precisa, sin vacilaciones y siempre sin obstaculizar al resto de los usuarios.

  Las TÉCNICAS DE GESTIÓN DEL ESPACIO nos permiten saber controlar el espacio para poder actuar con seguridad ante cualquier situación imprevista.
  • Cuando circulemos, debemos procurar guardar siempre con respecto al vehículo que nos precede, una distancia de seguridad que nos garantice como mínimo, 2 o 3 segundos de reacción, según estemos en zona urbana o en carretera.
  • Cuando tenemos por detrás de nosotros un vehículo a una distancia muy corta, deberíamos aumentar la distancia de seguridad con respecto a los de delante y señalizar con tiempo suficiente Ias maniobras que vayamos a realizar, frenando con tiempo y progresivamente de manera que las luces de freno sirvan de señal al vehículo de detrás.
  • Para poder controlar el espacio lateral que rodea nuestro vehículo hemos de evitar las zonas de incertidumbre, espacios por los que el resto de usuarios de las vías se pueden mover sorpresivamente (por ejemplo, niños irrumpiendo en la calzada, la puerta de un vehículo que se abre repentinamente...).
  • No hemos de olvidar que cuando conducimos no estamos solos en las carreteras, por lo que es importante estar pendientes del comportamiento del resto de los conductores, sólo de esta forma podremos anticiparnos a las distintas situaciones que puedan ocurrir y actuar de forma correcta, empleando el menor tiempo y espacio posible.

CONDUCCIÓN EN CONDICIONES ADVERSAS

  Conducir es una tarea compleja que requiere de nuestra máxima atención. Cuando las condiciones climatológicas son adversas el conductor debe estar preparado para saber actuar ante los diferentes escenarios que puedan surgir al incrementarse los riesgos. El conductor debe tomar todo tipo de precauciones al volante y a la vez debe de ser capaz de tomar las decisiones correctas.


  Lo primero y más importante que debe hacer todo conductor es adaptar su conducción a las condiciones tanto ambientales como de la vía. Debe saber mantener siempre el control de su vehículo y evitar cualquier situación que pueda suponer un peligro. Otro aspecto fundamental que cualquier buen conductor realiza es mantener la distancia de seguridad si quiere prever cualquier circunstancia que pueda implicar un riesgo.

CONDUCCIÓN CON LLUVIA

Los principales problemas que se presentan con la lluvia son:
  1. la disminución de la adherencia y
  2. la disminución de la visibilidad.

PROBLEMAS DE ADHERENCIA:

  EI peor momento es cuando caen las primeras gotas, sobre todo tras un largo tiempo de sequía, pues sobre la calzada se van depositando grasas y polvo y con las primeras gotas de lluvia forman un lodo muy resbaladizo que disminuye mucho la adherencia, creándose un alto riesgo de patinazos y bloqueos de rueda.

  Transcurrido un tiempo lloviendo la calzada se va“lavando”, desapareciendo el “barrillo deslizante” con lo que la adherencia, aun siendo menor que en circunstancias normales, mejora en relación con los primeros momentos.

PROBLEMAS DE VISIBILIDAD:

  Además del problema de la adherencia, también se presenta el problema de la visibilidad, por lo que debemos prever la existencia de salpicaduras de agua o barro que pueden reducir, en un momento dado, la visibilidad instantáneamente, además de la pérdida de eficacia de los dispositivos luminosos por ensuciarse con salpicaduras.


  Otros problemas que se pueden presentar es la disminución de la luminosidad ambiental, los retrovisores interiores se empañan, y los exteriores pierden eficacia al estar su superficie con gotas de lluvia, los parabrisas y lunetas disminuyen su transparencia por las salpicaduras y la lluvia directa en su exterior y empañarse por la cara interna.

Neumáticos y “aquaplanning”

  La función del dibujo del neumático es a de evacuar el agua que se encuentra a su paso. En una situación de lluvia, si el neumático cuenta con poca adherencia esta va a disminuir más si existe un excesivo desgaste de Ia banda de rodadura, si la presión del inflado es menor a Ia recomendada y si circulamos a una velocidad excesiva.


  A más velocidad o con menor profundidad de los surcos del neumático que drenan el agua, por desgaste o por baja presión, aumenta el riesgo. Aún con neumáticos en perfecto estado, si la velocidad es tal que no da tiempo a desalojar el volumen suficiente de agua, se podría interponer una película de agua entre el pavimento y la rueda provocando que el vehículo pierda el control de dirección y se deslice con riesgo de accidente.

  Cuando desaparece la adherencia necesaria entre el neumático y el suelo para poder circular con seguridad, es cuando aparece el temido fenómeno llamado “aquaplaning”. Cuando el vehículo entra en aquaplaning el conductor pierde el control. La mejor manera de evitar este problema es reducir la velocidad y llevar neumáticos en perfectas condiciones, fundamentalmente respecto de la profundidad del dibujo.


  Si nos encontramos en una situación de aquaplaning lo más recomendable es no frenar, debemos levantar suavemente el pie del acelerador, sujetar el volante con firmeza y esperar a que las ruedas vuelvan a tocar la calzada.

Charcos y frenada de lluvia

  Cuando se pasa por charcos o zonas anegadas el agua puede salpicar y mojar los frenos, siendo preciso, nada más pasar el charco moderar la velocidad y comprobarlos, dando cortos y repetidos toques al pedal sin intención de detener el vehículo, hasta comprobar que recuperan su eficacia. Lo más recomendable es no cruzar una zona inundada, sobre todo si es una zona baja del terreno.


Peligros de las tormentas y rayos

  Cuando el mayor peligro de Ia tormenta son las caídas de rayos, lo más conveniente en estos casos es detener el vehículo y apagar el motor permaneciendo en su interior. En este caso es peligroso estacionar cerca de cables eléctricos, arboledas o vías de ferrocarril.


Cómo combatir los principales problemas que se pueden presentar con la lluvia

  • Ajustar Ia velocidad a la zona de visibilidad. Con lluvia se debe frenar de forma progresiva y con suavidad, utilizando pedaladas cortas y no bruscas para evitar el bloqueo de las ruedas al haber menos adherencia.
  • Aumentar la distancia de seguridad. Con lluvia la distancia de frenado puede aumentar el doble.
  • Hacerse ver. Utilizar la luz de cruce o de carretera, es muy importante no sólo ver mejor, sino ser visto. En caso de lluvia muy intensa debe utilizarse el alumbrado antiniebla.
  • Accionar los limpiaparabrisas.
  • Accionar el antivaho para combatir el empañamiento.

CONDUCCIÓN CON NIEVE

Problemas de adherencia y visibilidad

  Al igual que con la lluvia, los principales peligros que presenta la conducción con nieve es la falta de adherencia y la falta de visibilidad, especialmente cuando está nevando. La nieve también puede llegar a ocultar señales o marcas viales. En caso de nevada y por los mismos motivos que con lluvia, los primeros momentos son los más peligrosos al hacerse el pavimento extraordinariamente deslizante. Cuando la nieve se endurece, los efectos son iguales que con hielo.


  Consejos para favorecer la visibilidad

  • Utilizar limpiaparabrisas, limpiafaros y limpialuneta posterior. Hemos de procurar que los cristales, las luces y los limpiaparabrisas estén en perfecto estado para poder facilitar una buena visibilidad.
  • Con temperaturas bajo cero añadiremos anticongelante al depósito del lavaparabrisas.
  • Encenderemos las luces que procedan. No son recomendables las de largo alcance si caen muchos copos de nieve, pues el haz de luz se refleja contra el propio conductor, deslumbrándole.
  • Si el sol luce, puede ser conveniente el uso de gafas de sol para protegernos de la reverberación del sol.
  • Medidas para favorecer la adherencia:
  • Ruedas bien equilibradas.
  • Neumáticos en buen estado y presión adecuada.
  • Utilizar las cadenas si es necesario, al menos en las ruedas motrices, siendo preferible hacerlo en todas.
  • Las cadenas deben quitarse tan pronto finalice el tramo donde sean necesarias.
  • Si en lugar de cadenas se utilizan neumáticos con clavos, estos deben ser de acero, cantos redondeados y no sobresaldrán más de 2mm.
  • A veces pueden ser recomendables sprays que aplicados sobre la banda de rodadura mejoran un tiempo breve la adherencia (no sustituyen a las cadenas que si son obligatorias).
  • Los frenos serán utilizados con suavidad, frenando con gran tacto para evitar el bloqueo de las ruedas.
  • La velocidad será moderada y la distancia de seguridad se aumentará.
  • Siempre deben realizarse todos los movimientos suavemente.
  • Evitando aceleraciones bruscas.
  • Para retirar la nieve que se va adhiriendo en el interior del guardabarros y que puede dificultar el paso de la rueda, efectuaremos las paradas necesarias.
  • Al arrancar, circular en llano o en subidas se hará con suavidad en la relación de velocidad más larga posible, pero que sea suficiente.
  • Al bajar pendientes se hará con marchas cortas, aprovechando el freno motor.
  • El deshielo es especialmente peligroso.
  • Hemos de procurar circular por las marcas de otros vehículos si no se ha producido hielo en ellas.

Inmovilización en zona nevada

  Si sufriéramos una inmovilización a causa de una nevada deberíamos procurar aparcar el vehículo dejando libre la vía a las máquinas quitanieves y no abandonarlo si no hubiese ningún lugar donde refugiarnos cerca. Si debido a las circunstancias se ha de mantener el motor encendido, hemos de vigilar que los humos del escape no lleguen al interior de la cabina.


Sal y lavado de vehículo


  La sal que esparcen por las carreteras para disolver la nieve resulta fatal para las carrocerías de los vehículos, es por ello que se recomienda lavar el vehículo después de haber circulado mucho sobre nieve.


Patinar de ruedas y aparcar en la nieve

  Si debemos arrancar el vehículo en una zona nevada lo más posible es que las ruedas patinen y puedan hundirse, será por ello que tomemos una serie de medidas:
  • Girar las ruedas hasta ponerlas en línea recta.
  • Arrancar con la marcha más alta posible para que así la fuerza de tracción de las ruedas sea menor.
  • Soltar muy despacio el pedal del embrague.
  • Dejar la dirección quieta hasta que el vehículo esté en movimiento.
  Cuando se tenga que aparcar en una zona donde exista Ia posibilidad de nevada, no hay que utilizar el freno de mano, ya que el frío puede hacer que las pastillas se queden pegadas al disco debido a la congelación. Lo más adecuado es meter una marcha y colocar alguna piedra para frenar el vehículo. (Siempre que dispongamos de calzos hay que usarlos).

  No debiéramos olvidarnos de levantar los limpiaparabrisas, ya que los ejes se pueden romper por el peso de la nieve.

CONDUCCIÓN CON HIELO

  De noche y en las primeras horas de la mañana, en partes sombrías y en zonas húmedas, próximas a ríos o valles, en épocas de frío, es preciso prever la formación de capas de hielo sobre la calzada. El hielo es muy peligroso porque puede ser difícil de ver. Si existe la posibilidad de que haga acto de presencia, se debe extremar la precaución y reducir la velocidad. Si el vehículo ha permanecido inmovilizado a la intemperie será necesario utilizar un rascador para quitar el hielo adherido a las superficies acristaladas, o bien agua caliente o alcohol.

  El hielo sobre el pavimento produce de inmediato una extraordinaria ligereza en la dirección. El mayor problema del hielo es la ADHERENCIA, que puede llegar a incrementar la distancia de detención hasta en diez veces en casos extremos. Para mejorar la conducción son válidos los consejos citados respecto a la conducción con nieve, recordando que es fundamental incrementar la distancia de seguridad y reducir la velocidad tanto como sea necesario.

Precauciones si hay hielo en la calzada

  • Reducir la velocidad para facilitar la adherencia al suelo y utilizar marchas largas para evitar que las ruedas patinen si el asfalto por el que se circula es muy deslizante.
  • Hay que actuar con mucho cuidado sobre el volante, el acelerador y el freno, y mucha atención a los posibles cambios de dirección, nos están indicando la presencia de hielo.
  • Frenaremos siempre de forma muy suave, empleando la reducción de marchas para ello.
  • Cuando tomemos las curvas no pisaremos el freno, aceleraremos con mucho cuidado, no tocaremos el embrague y moveremos la dirección muy despacio.
  • Si perdemos el control del vehículo no debemos frenar de forma brusca, se debe levantar el pie del acelerador suavemente y girar el volante hacia el lado a donde vaya la parte trasera del vehículo. EI ABS del vehículo actuará para que la pérdida de control sea menor.
  • Cuando tengamos que arrancar lo haremos con la marcha más larga posible, acelerando muy despacio.

CONDUCCIÓN CON VIENTO

 El viento que realmente ofrece peligro para Ia conducción es el lateral; el frontal únicamente incrementa el consumo y el trasero lo disminuye.


  El viento lateral, sobre todo cuando “pega” de repente o a la inversa, deja de hacerlo de modo súbito, como consecuencia de salir de un lugar protegido a otro que no lo está, es cuando resulta peligroso ya que puede provocar fuertes y bruscas desviaciones en la trayectoria
del vehículo, además de un posible vuelco. El problema se agudiza si el viento es racheado.

  Esta situación exige mantener constantemente la atención, evitando distracciones, observando los indicios que puedan ser de interés.

  Como consejo general, cuando sean previsibles las circunstancias anteriores, se recomienda:
  • Disminuir la velocidad.
  • Utilizar marchas cortas.
  • Sujetar con firmeza y sin rigidez el volante para poder corregir las posibles desviaciones de trayectoria que el viento pueda provocar.
  • Prestar una mayor atención cuando pasamos de zonas protegidas a desprotegidas.
  En ocasiones se pueden presentar determinados momentos y lugares que ofrecen un riesgo especial debido al cese repentino de la fuerza del viento sobre el vehículo, lo que puede provocar un movimiento brusco del mismo que puede alterar peligrosamente su trayectoria dentro de la vía, es por esto por lo que es conveniente conocerlos:
  • Al cruzarnos con un vehículo voluminoso.
  • Cuando un obstáculo o talud se interpone en la acción del viento.
  • Al salir de túneles.

CONDUCCIÓN CON NIEBLA

  Los problemas que presenta la conducción con niebla es la disminución de la visibilidad, lo que provoca, a su vez, una importante fatiga visual y la disminución de la adherencia debido a que la calzada se encuentra mojada.
  Siendo ambos importantes, en este caso el más grave es la falta de visibilidad, por lo que se deberán tomar una serie de medidas muy similares a las de la conducción con lluvia:


  Se utilizará el alumbrado correspondiente, no siendo aconsejable el de largo alcance, pues choca con las partículas de agua que hay en el ambiente y parece un espejo que molesta al propio conductor.
Las luces antiniebla deben apagarse cuando no sea necesario pues pueden deslumbrar al resto de los
conductores.
  • Los conductores deben aumentar la distancia de seguridad y reducir la velocidad, ya que es muy probable que la niebla aumente la posibilidad de "patinar" si hay que frenar y hay muchas posibilidades de que no pueda verse el espacio por delante del que nos precede teniendo menos tiempo y menos distancia para reaccionar. Así se evitarán las temidas colisiones en cadena, muy peligrosas en estas condiciones.
  • Asimismo deben abstenerse de adelantar si la visibilidad no es suficiente para hacerlo con seguridad.
  • Prestar especial atención a las marcas viales ya que estas líneas longitudinales, tanto las que delimitan el centro como los bordes de la calzada pueden servir de gran ayuda en la trayectoria que debe seguir el vehículo, evitando que se salga de la calzada.
  • Mantener el habitáculo bien ventilado para evitar el empañado de los cristales.

CONDUCCIÓN CON CALOR

  EI calor es un claro riesgo para conducir con seguridad. Un vehículo con una temperatura de 35 ó 40° en su interior es un peligro similar a una tasa de alcoholemia de 0,8 g/l de sangre.
Si circulamos un día de calor es recomendable:

  • Utilizar el aire acondicionado o el climatizador, intentando que la temperatura del interior del vehículo se aproxime a 20 ó 23°C. Además, con esta regulación y no más fría se contribuye al ahorro de combustible.
  • Hacer más descansos durante el viaje para mitigar la fatiga que aparece con el calor.
  • Beber agua y zumos con frecuencia.
  • Cuidado después de comer, el calor potencia la aparición del sueño.
  • Debemos utilizar gafas de sol con los cristales adecuados para evitarla aparición de la fatiga ocular.
  • Es recomendable viajar con ropas claras y holgadas.
Los conductores que se ven afectados por el calor tienden a ser más hostiles y agresivos, lo que facilita que se cometan más errores y estén más distraídos, el calor a su vez favorece la aparición de la fatiga y el sueño, lo que provoca que aumenten los tiempos que tardamos en reaccionar.

Los Factores de Riesgo

 cuando hablamos de factores de riesgo durante la conducción estamos haciendo referencia a determinadas situaciones o circunstancias que incrementan la probabilidad de sufrir un accidente.

  Conducir es una tarea que supone cierta complejidad y que siempre conlleva cierto riesgo, pero cuando la conducción se realiza bajo la influencia de determinados factores de riesgo la posibilidad de tener un accidente de tráfico aumenta de forma considerable.

LA VELOCIDAD

  La velocidad es uno de los factores de riesgo con mayor presencia en los accidentes de tráfico, pero hemos de hablar de una velocidad inadecuada, es decir, aquella velocidad que no se adecua a las circunstancias de la vía o del tráfico, del conductor, del vehículo o a las
diferentes condiciones ambientales.


  Las estadísticas nos indican que un cuarto de los accidentes de tráfico se producen por una velocidad inadecuada o por un exceso de velocidad. La gravedad de las lesiones de tráfico se incrementa con el exceso de velocidad, aumentando la mortalidad en un 60%.

  En una situación de riesgo, cuanto más deprisa vaya el vehículo más metros necesitará para detenerse, por lo que es muy importante mantener siempre una distancia de seguridad acorde con la velocidad a la que se circula.

  No sólo conducir con una velocidad excesiva es peligroso, conducir por debajo de los límites de velocidad permitidos también puede dar lugar a un accidente, ya que puede influir de forma negativa en la circulación de la vía por la que se transita, al incrementar determinadas maniobras de otros conductores, tales como adelantamientos, cambios de carril, etc.


  El primer efecto que tiene la velocidad sobre Ia conducción es el aumento de la distancia de detención o de seguridad. Como es lógico, cuanto más deprisa se conduzca, más tiempo se tardará y más espacio se recorrerá antes de que el vehículo se detenga por completo o pueda disminuir la velocidad lo suficiente para evitar un accidente.

  La distancia de detención es igual a la suma de la distancia de reacción (espacio que se recorre antes de pisar el pedal del freno) más la distancia de frenado (espacio recorrido durante la frenada).

  El tiempo de reacción es el que transcurre desde que el conductor percibe un estímulo externo hasta que responde al mismo, es decir, comienza a ejecutar la respuesta.

  Normalmente este tiempo de reacción se conoce como “los reflejos” del conductor. Este tiempo no es siempre el mismo y varía incluso para un mismo conductor, aún cuando factores externos pueden afectarle negativamente.

  El tiempo de reacción aumenta con:
  • Edad y condiciones físicas.
  • Enfermedades, fiebre y otros trastornos.
  • Comidas copiosas o pesadas.
  • Descanso escaso o inadecuado, fatiga, somnolencia,etc.
  • Incorporación al organismo de drogas con medicamentos o ingerir alcohol, etc.
  • Ambiente cargado, calor y falta de ventilación en el vehículo.

No realizar comidas copiosas
 En la mayoría de las personas podemos estimar el tiempo de reacción entre 0 y 1 segundos(aproximadamente 0,75 segundos). Si circulamos a mayor velocidad, en principio, el tiempo de reacción es el mismo, ya que hasta que el conductor reaccione al ir a más velocidad se recorrerán más metros.

  La distancia de frenado viene determinada principalmente por la velocidad a la que se circula, aunque también se ve afectada por:
  • La masa del vehículo, la carga que lleve y su colocación.
  • El estado de los frenos, los amortiguadores y los neumáticos.
  • La existencia y el funcionamiento de dispositivos electrónicos de asistencia a la frenada, entre otros.
  • Las condiciones de la vía (húmeda, seca, etc.).
  • Las condiciones del entorno (hielo, agua, etc.).

  Por las leyes de la física, la distancia de frenado del vehículo está directamente relacionada con la velocidad al cuadrado, de tal forma que si se duplica la velocidad, se cuadruplica la distancia necesaria para detener totalmente el vehículo, a lo que hay que sumar la distancia de reacción.

EL ALCOHOL

 EI alcohol es un depresor del Sistema Nervioso Central (SNC). Los diferentes estudios y estadísticas nos indican que alcohol y conducción están estrechamente relacionados con los accidentes de tráfico, beber y conducir no deben entremezclarse.



  Si se consume alcohol de forma excesiva se producen una serie de alteraciones tanto físicas cómo psíquicas que alteran de manera importante la manera de conducir y por consiguiente no se va a llevar a cabo una conducción segura.

  Un conductor bajo los efectos del alcohol va a sufrir alteraciones en su comporatamiento, infravalorando su capacidad de conducción, tendiendo a ser menos prudente y por lo tanto conduciendo de forma más impulsiva y agresiva.

  EI consumo de alcohol repercute también en la toma de decisiones, por lo que se comenten más errores y las decisiones que se hayan tomado tardarán más tiempo en ponerse en práctica. También con el alcohol existen problemas de percepción y de cálculo de distancias o velocidades, siendo más propenso estos conductores a los deslumbramientos. Se producen también alteraciones en la psicomotricidad de los conductores y es mas fácil que sufran distracciones.

  Las estadísticas indican que entre el 30 y el 50% de los fallecidos en accidente de tráfico se deben a los efectos del alcohol. Los siniestros relacionados con el consumo de alcohol afectan de forma especial a adultos jóvenes.

  La tasa de alcoholemia es la cantidad de alcohol en sangre y se mide por gramos de alcohol por litro de sangre (g/l) o por miligramos de alcohol por litro de aire espirado (mg/l).

Cantidades:
                                     General                       Nóveles y Profesionales
En sangre:                   o,5 g/l                                        0,30 g/l
En aire espirado:       0,25 g/l                                      0,15 g/l

 La tasa de alcoholemia va a depender de varios factores, entre los que podemos destacar:
  • Por supuesto de la cantidad de alcohol ingerido.
  • El tipo de bebida consumida: si es destilada (ginebra, whisky...) se absorbe más rápidamente que las fermentadas (cerveza...), al igual que las bebidas o calientes (estas últimas se absorben más deprisa).
  • La rapidez con la que se ingiere el alcohol: cuanto más deprisa se ingiera la bebida, mayor es la velocidad de absorción y la cantidad total de alcohol que pasa a la sangre.
  • Si el estómago está vacío o lleno, con el estómago vacío la velocidad de alcohol al pasar a la sangre es mayor.
  • El peso y el sexo del conductor: a menos peso del individuo, para igual cantidad de alcohol, mayor concentración del mismo en sangre. También el alcohol afecta más a las mujeres que a los hombres, una mujer y un hombre con igual talla y peso, si consumen la misma cantidad de alcohol es ella la que da mayor tasa de alcoholemia.

  Son más sensibles al alcohol, en general, los menores de 18 años y los mayores de 65. El alcohol puede detectarse en sangre a los 5 minutos de haber sido ingerido, alcanzando su máximo nivel entre los 30 y los 90 minutos.

  El cuerpo metaboliza cada hora cerca de 0,12 gramos de alcohol por litro de sangre y el alcohol que no es metabolizado se elimina de tres formas, por la orina, por el sudor y por el aire espirado (entre el 2 y el 10%). El alcohol es la causa que más incidencia tiene en los siniestros de tráfico. El consumo de alcohol puede hacer aparecer el cansancio y el sueño con bastante rapidez. La única tasa de alcoholemia realmente segura es 0,0 g/l de alcohol en sangre. España es uno de los países de la Unión Europea con mayor incidencia de accidentes mortales a causa del alcohol.

LAS DROGAS


  Las drogas son sustancias que alteran la percepción y el comportamiento del sujeto que las consume, pueden llegar a crear dependencia tanto física como psíquica y alteran de forma importante las capacidades básicas para una conducción segura.

  Cerca del 10% de los accidentes de tráfico de mayor gravedad están relacionados con el consumo de drogas.
  En España las drogas más consumidas son el cannabis, la cocaína, el éxtasis, los alucinógenos y las anfetaminas.

  Por los diferentes efectos que tienen las drogas sobre el Sistema Nervioso Central (SNC) y sobre el comportamiento de los sujetos podemos clasificarlas de la siguiente forma:

DEPRESORAS DEL SNC "Sistema Nervioso Central"

  Este tipo de droga ralentiza el funcionamiento del SNC lo que va a dar lugar a que todo el procesamiento de la información vaya mucho más lento, por lo que las respuestas motoras del sujeto también se darán más tarde, esto puede suponer en conducción que la capacidad del sujeto para realizar cualquier tipo de maniobra disminuya de manera relevante, incluso en aquellas maniobras que puedan resultar más sencillas como girar el volante siguiendo una trayectoria o frenar ante un obstáculo.

  Dentro de este grupo estarían:
  • El alcohol.
  • Los ansiolíticos o tranquilizantes.
  • Los hipnóticos (pastillas para dormir).
  • Los opiáceos, entre los que destacaríamos la heroína, la morfina, y la metadona.

Sus efectos reducen el nivel atencional, disminuye la capacidad de reacción, la percepción visual afectada, las respuestas motoras se ralentizan y crea una sensación de control que es falsa.

ESTIMULANTES DEL SNC


  Al contrario que las anteriores, este tipo de drogas aceleran el funcionamiento del cerebro, pudiendo llegar a producir hiperactividad.

Pertenecen a este grupo:

• Estimulantes mayores (anfetaminas, cocaína).
• Estimulantes menores (nicotina).
• Xantinas (cafeína, teobromina, teína o teofilina).

   Estas drogas provocan euforia, dificultad para dormir, sensación de que desaparece la fatiga (en realidad es así, lo cual es un peligro), sobrevaloración de las propias capacidades, mayor impulsividad y mayor dificultad para pensar y juzgar.

  Todo ello se puede traducir en conductas peligrosas para la conducción, tales como maniobras temerarias y un aumento de la velocidad.

   A este grupo pertenece la cocaína, la droga ilegal más consumida en España.
  Los efectos de la cocaína en relación a la conducción son muy graves, desaparece la inhibición, aparece la sobreexcitación y la competitividad, lo que aumenta los comportamientos impulsivos y agresivos.

  Además, no se perciben los riesgos tal como son lo que les lleva a tomar decisiones equivocadas.

   La asociación de alcohol con cocaína es particularmente peligrosa y está presente en el 5% de las muertes en accidente de circulación (dato del año 2004).

ALUCINÓGENOS

  Alteran el funcionamiento del cerebro, produciendo, tal como su nombre indica, alucinaciones, ilusiones, pérdida de la noción de tiempo y espacio, alteraciones en el pensamiento, y su rasgo más característico son las torsiones perceptivas, sobre todo de colores.

  En este grupo destacaríamos:

  • Alucinógenos: LSD.
  • Derivados del cannabis: marihuana y hachís.
  •  Drogas de diseño: éxtasis.

  Este tipo de drogas afectan de forma importante las capacidades básicas del conductor para lograr tener una conducción segura ya que dan lugar a diferentes tipos de alteraciones, tanto en la coordinación motora como en personalidad del propio sujeto, a su vez se producen una merma de los reflejos y dificultades para centrar la atención.

  El cannabis, en general, puede llevarnos a tener una fuerte somnolencia cuando conducimos, así como a tener mayor número de distracciones.

  También se producen alteraciones en la percepción del tiempo y del espacio, se calculan peor las distancias y unido al aumento del tiempo de reacción consigue hacer de la conducción algo realmente peligroso.

LAS ENFERMEDADES


 Todos los conductores en algún momento de su vida han conducido padeciendo alguna enfermedad, y aunque estas fueran muy leves, como un resfriado o una alergia, de una forma u otra han afectado a la conducción.

  Las enfermedades que tienen un mayor riesgo para la conducción son las enfermedades cardiacas, las enfermedades respiratorias y los trastornos mentales. Además debemos tener en cuenta que al hecho de estar enfermos debemos sumar que muchos conductores consumen algún tipo de medicamento para paliar los efectos de la enfermedad, los cuales también afectan a la conducción, tal y como veremos más adelante.


LAS ENFERMEDADES CARDIACAS


  Afectan gravemente a la conducción ya que provocan pérdida de atención y de concentración, pueden producir somnolencia y en algunos casos mareos, pudiendo crear verdaderas situaciones de riesgo.

LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS


  Al igual que las anteriores, las enfermedades respiratorias también afectan gravemente la conducción, aunque en este caso se tenga menor conciencia de ello.

  Entre sus síntomas tenemos la pérdida de atención y concentración, somnolencia y en algunos casos irritación ocular. Entre las enfermedades respiratorias que más afectan a la conducción podemos destacar la alergia, la gripe o resfriado y la apnea obstructiva del sueño, quizás la más peligrosa de todas ellas.

  Las alergias son una enfermedad que afecta a más de diez millones de españoles. Sólo una pequeña parte de los afectados es tratada por médicos mientras que el resto recurre a la automedicación (con el consiguiente riesgo que esto implica). Cerca del 2% de los accidentes mortales está relacionado con las alergias.

  Los síntomas más comunes de las alergias son la sensación de fatiga, los estornudos, lagrimeo, visión borrosa, tos, picor en la garganta y la necesidad constante de sonarse la nariz. El picor o cosquilleo en la nariz producen más de 5 estornudos por minuto. Todo esto da lugar a frecuentes distracciones, y si estornudamos cuando conducimos a 120Km/h podemos recorrer entre 60 y 1oo metros sin controlar el vehículo.

RECOMENDACIONES PARA LOS CONDUCTORES ALÉRGICOS

  • Procurar no realizar viajes excesivamente largos.
  • Intentar no conducir al amanecer y por zonas húmedas.
  • No utilizar el aire acondicionado demasiado fuerte.
  • No abrir las ventanillas durante la conducción.
  • Procurar tener limpios los conductos de ventilación y el interior del vehículo.
  • Utilizar gafas de sol.
  • No consumir alcohol si nos estamos medicando.
  • No automedicarse.

LOS TRASTORNOS MENTALES

  Este tipo de enfermedades constituyen, cada vez más, un importante problema de salud pública, que afectan de manera muy grave a la conducción y la depresión es uno de los más frecuentes.

  La DEPRESIÓN provoca situaciones que afectan de manera muy grave a la seguridad en la circulación ya que aumenta el número de distracciones (hay una importante disminución de la atención), el conductor emplea más tiempo en percibir las diferentes situaciones que se pueden presentar, mostrándose más inseguro pero a la vez más irritable ya que su capacidad de decisión está alterada y el consumo de psicofármacos produce serias alteraciones en el comportamiento del sujeto, como cambios en el sueño, que por supuesto, van a influir en su conducción. Si se está en una fase aguda de depresión, se debe intentar evitar el uso del vehículo ya que las posibilidades de sufrir un accidente serian mayores.

  El ESTRÉS es un trastorno de ansiedad que aparece cuando hacemos frente a situaciones nuevas o que requieren un gran esfuerzo. Cualquier cambio que se produzca en nuestro entorno puede dar lugar a una situación de estrés por la necesidad de adaptación que implica.

  El estrés es propio del tipo de vida que actualmente persiste, la inseguridad en el trabajo, la frustración que esto con lleva tanto a nivel profesional como personal; la presión del tiempo, la hipoteca, el ser autónomo, residir en el extranjero, etc.... son algunas de las situaciones que pueden dar lugar a la aparición del estrés.

  Y por supuesto, las diferentes circunstancias que se pueden presentar en el tráfico, debido a su complejidad y a la gran confluencia de vehículos existentes, pueden generar estrés. Si se tiene estrés se ha de conducir con mucha prudencia, intentando reducir los riesgos al mínimo y lo mejor es acudir a un especialista en este tipo de trastorno.

  Fases en las que se divide el estrés:

1.- REACCIÓN DE ALARMA: La actividad del sujeto a nivel psicofisiológico aumenta dando lugar a una serie de procesos (incremento de la tasa cardiaca, de la tensión arterial, de Ia respiración, de la atención, percepción, memoria, rendimiento, estados de ánimo, etc.) que hace que el organismo esté en alerta y preparado para actuar. Estos efectos que en principio no deberían afectar negativamente a la conducción ya que pueden proporcionar mejores respuestas a los conductores sí pueden hacer aparecer en el conductor comportamientos que
implican un mayor nivel de agresividad, hostilidad, impaciencia, incremento de Ias conductas de riesgo, tendencia a una mayor velocidad y menor respeto a las normas de tráfico.

2.- FASE DE RESISTENCIA: Si la sensación de estrés se prolonga en el tiempo, el sujeto sigue manteniéndose en alerta como en la primera fase, pero no con tanta fuerza, aunque continúan manifestándose los comportamientos de la fase de alarma.

3.- FASE DE AGOTAMIENTO: El sujeto está agotado después de tanto tiempo padeciendo una situación estresante. En esta última fase la conducción es muy peligrosa, ya que se deteriora el proceso de toma de decisiones, lo que nos hace cometer más errores, decrece el nivel de atención (más distracciones), todo esto nos hace ver que las capacidades básicas del conductor para una conducción segura están gravemente disminuidas.

  Enfermedades como el estrés y la depresión afectan de forma notoria las capacidades necesarias para una conducción segura ya que reducen de manera importante la capacidad del conductor para extraer toda la información imprescindible relacionada con el tráfico.

  LOS MEDICAMENTOS

Muchos conductores enferman y deben tomar medicamentos, por ello es importante saber que no todos los medicamentos producen efectos negativos sobre las capacidades necesarias para la conducción pero a su vez es necesario conocer cuales si la afectan y de que manera. La automedicación es otro de los problemas relacionado con el consumo de fármacos.

  En España casi un tercio de los conductores toma algún tipo de medicamento, automedicándose cerca del 30% de la población, y desconociendo, la mayoría de ellos, el riesgo que este consumo implica. Entre los medicamentos a los que debemos prestar una especial atención ya que pueden afectar a la conducción cabe mencionar:


  • Antihistamínicos (alergias): pueden producir incapacidad de concentración, disminución de reflejos, somnolencia, etc.
  • Antitusígenos (tos, resfriados): somnolencia, vértigo y estados de confusión.
  • Analgésicos (dolor): pueden producir vértigos, disminución de agudeza visual, visión borrosa, somnolencia, etc.
  • Vasodilatadores y Antihipertensivos (circulación y tensión): somnolencia, calambres musculares, visión borrosa, vértigo, etc.‘Hipoglucémicos (diabéticos): mareos, lipotimias, debilidad general.
  • Psicofármacos (ansiolíticos, sedantes, antidepresivos, psicoestimulantes): los tres primeros se caracterizan por la somnolencia, visión borrosa, mareos, movimientos más lentos, etc. Mientras que los psicoestimulantes pueden provocar nerviosismo, falta de concentración, etc.
  Una persona alérgica que esté en tratamiento con antihistamínicos puede tener unos efectos secundarios que le van a afectar en su conducción diaria puesto que le pueden llevar a adoptar decisiones equivocadas, tales como:

  • tardar más tiempo del normal en tomar una decisión.
  • problemas de razonamiento.
  • tener problemas para memorizar.

PRECAUCIONES PARA CONDUCTORES QUE SE MEDIQUEN

  • No mezclar nunca medicamentos con alcohol.
  • No automedicarse.
  • No mezclar medicamentos.
  Los medicamentos nunca deben mezclarse con el alcohol. Los efectos secundarios de los fármacos se incrementan, potenciándose los efectos de sedación, lo que aumenta Ia probabilidad de un accidente.

EL SUEÑO


 El sueño es un factor de riesgo con una gran implicación en los accidentes de tráfico. Entre el 15 y el 30% de los siniestros están relacionados con él, siendo, además, accidentes especialmente graves ya que el conductor, al estar dormido, no hace nada por evitarlo.

  EI sueño es necesario para todas las personas, por lo que si no se duerme de forma adecuada o las suficientes horas se producen importantes alteraciones en el comportamiento que por supuesto repercuten en la conducción, afectando a la capacidad de reacción (seremos más lentos) y al nivel de atención (más propensos a cometer distracciones).

Algunas de las alteraciones provocadas por el sueño y que inciden en la conducción son:

  • Aparición de microsueños.
  • Mayor número de distracciones.
  • Dificultades para tomar decisiones rápidas y complejas.
  • Mayor tiempo de reacción.
  • Alteraciones visuales (visión borrosa, más sensibles a los deslumbramientos...).
  • Movimientos más lentos y menos precisos.
  • Problemas para percibir el tiempo.
  • Cambios comportamentales (agresividad, conductas de riesgo, etc.)

   PRECAUCIONES PARA PREVENIR EL SUEÑO DURANTE UN VIAJE

  • Descansar adecuadamente antes dei inicio del trayecto.
  • Evitar los trayectos largos, sobre todo si no estamos acostumbrados.
  • Realizar paradas frecuentes, como máximo cada dos horas o cada 200 km., y estos descansos serán como mínimo de 20-30 minutos. Si la conducción se desarrolla en condiciones desfavorables (lluvia, fatiga, nocturna, etc.) se parará más a menudo.
  • Las horas con mayor propensión a la aparición del sueño son entre las 3 y las 5 de la mañana y entre las 2 y las 4 de la tarde.
  • No realizar comidas copiosas ni beber alcohol o leche caliente cuando hay que conducir.
  • No adoptar posturas relajadas durante la conducción, y sujetar el volante con firmeza.
  • Mantener el habitáculo bien ventilado. No dirigir las salidas del aire acondicionado hacia los ojos.
  • No llevar una temperatura elevada en el interior del vehículo.
  • Cambiar de velocidad o realizar algún adelantamiento puede servir para romper la monotonía y mantener al conductor más despierto.
  • Procurar hablar con los acompañantes, no es aconsejable escuchar música relajante.
  • No olvidar que el café es un estimulante, que tiene un efecto a corto plazo que anula los efectos del sueño, para que pasado un tiempo vuelva a aparecer y esta vez la fatiga acumulada es mucho mayor.
  • Seguir las pautas marcadas por el médico.
  • Leer los prospectos.
  Un accidente característico del sueño es el “accidente solitario”.
  Se trata de un siniestro que se produce al amanecer o a las primeras horas de la tarde, con un solo vehículo que se sale de la calzada, ocupado solamente por el conductor, a velocidades muy altas, sin indicios de haber intentado evitar el accidente, y con consecuencias muy graves.

LA FATIGA

La fatiga está estrechamente ligada al sueño, ya que son dos factores de riesgo que con frecuencia tienden a aparecer juntos. La fatiga está implicada en cerca del 30% de los accidentes de tráfico, afectando especialmente a los conductores profesionales.


Tiende a aparecer cuando estamos realizando una tarea a lo largo de un tiempo, si esta tarea presenta, además, algún tipo de complejidad, la fatiga aparecerá con mayor facilidad. La conducción es una tarea compleja que requiere de nuestra atención durante un periodo prolongado de tiempo, además de exigirnos que estemos siempre preparados para actuar.

Es importante conocer los diferentes síntomas de la fatiga para así hacerles frente. Si se conduce fatigado la conducción tiende a hacerse cada vez más peligrosa ya que nuestro rendimiento decrece según va transcurriendo el tiempo. Algunos de los síntomas más significativos de la fatiga son la visión borrosa, los bostezos, los dolores de cabeza y espalda, los calambres, somos más propensos a cometer errores o a distraernos, nuestros movimientos se vuelven más lentos y menos precisos, los tiempos de reacción se incrementan, también la fatiga produce síntomas como el aburrimiento, ansiedad e irritabilidad, una mayor aceptación del riesgo y sentimientos de agresividad.

CONSEJOS PARA EVITAR LA FATIGA AL VOLANTE

  • Hay que dormir lo suficiente antes de emprender un viaje de largo recorrido.
  • Si se conduce de noche es conveniente ir bien descansado, ya que es especialmente peligroso el periodo de tiempo comprendido entre las 3 y las 6 de Ia mañana.
  • Es importante evitar conducir en las horas del día en las que hace más calor.
  • No ingerir comidas copiosas y pesadas antes de empezar el viaje.
  • Es conveniente descansar como mínimo 20 minutos cada 2 horas o cómo máximo cada 200 km. Los conductores profesionales deben descansar cerca de 30 minutos cada 3 horas.(nunca esperar más)
  • Cuando nos detengamos a descansar, es aconsejable hacer ejercicios de estiramiento y tomar agua o un refresco, nunca alcohol.
  • Alcohol y conducción son siempre incompatibles. Nunca beba si va a conducir, por corto que sea el trayecto.
  • Es muy importante mantenerse hidratado (beber agua, por ejemplo). Los síntomas de deshidratación aparecen relativamente pronto en viajes largos, y provocan la reducción de la atención, fatiga muscular, dolor de cabeza y cansancio.
  • Hemos de tener cuidado con los viajes de largo recorrido sobre todo si no estamos acostumbrados.
  • La conducción hay que tomarla de forma relajada y no debemos intentar recuperar el tiempo perdido en un atasco.
  • Evitar las posturas incorrectas, para ello hemos de ajustar bien el asiento (banqueta y respaldo), el reposacabezas y también un reglaje en profundidad y altura del volante. Viajar de forma cómoda reduce los calambres y los dolores musculares.
  • Algunos medicamentos, pueden provocar somnolencia o afectar a la visión o la coordinación. Consultar a nuestro médico antes de iniciar el viaje.
  • Que el vehículo esté bien ventilado y que no haga un calor excesivo en el interior del mismo.
  • Cuidado cuando está finalizando la jornada laboral, es en esta última hora cuando la fatiga se acrecienta.
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